En el país multicolor{Stefan M.}

Blue era de esas personas que visitaban con poca frecuencia el centro comercial. Varios motivos la llevaban a tomar esa determinación. La primera de todas era que odiaba a todas aquellas personas que no encontraban nada mejor que hacer que gastar su tiempo en comprar miles de cosas que no les hacían falta, la segunda hacía referencia a las aglomeraciones de gente, la muchacha se agobiaba de una forma mayúscula en concentraciones masivas de gente. Por lo tanto las tiendas, sus colas y derivados la ponían enferma. Por último y no por ello menos importante, no encontraba nada entretenido que hacer allí normalmente. ¿Qué diversión podía haber en mirar cuatro escaparates de las tiendas a las que nunca podría llegar a acceder por su economía?, ponerse los dientes largos en vano. Crearse unas ilusiones dañinas e insanas.
Sin embargo, aquel día sus pies pisaban el suelo encerado de aquel gran comercial. La razón era más bien sencilla, necesitaba anular la tarjeta de pago de su tarjeta y comprarse uno nuevo. El suyo anterior lo había perdido entre unos despistes y otros, asique era cuestión de necesidad puro y dura.

Caminaba con esa expresión seria en su rostro, la de siempre. Observando sus alrededores sin color con sus ojos color verde grisáceo. A sus oídos llegaban los inumerables sonidos de los alrededores. Pasos ajenos, risas, voces de otros que parecían pasar un buen día, otras que no tanto...sin duda alguna, esas cosas le llamaban la atención a la rubia, cuántas cosas se podían observar o intuir por el simple tono de una voz, una mirada mal dada o una acción rápidamente ejecutada. Soltó una risa, divertida por aquella situación. Estaba empezando a volverse loca, a ver cosas donde realmente no las había. Tenía que buscarse amigos. Unos amigos que ella escogería, no cualquiera podía optar a ese "honor". Ella no era creída, ni mucho menos le gustaba sentirse el centro del universo, pero le gustaba tener controlada a sus propias amistades y ser ella quien elige quiénes. Como muchas otras cosas de protegerse a sí misma.

En realidad no tenía ni la menor idea de dónde podía estar la tienda de móviles, ni siquiera una ligera idea. Podían haberla cambiado de sitio, incluso quitarla por algún motivo -cosa que dudaba demasiado-. El mundo cambiaba y con él, todo lo que estaba en su interior. No le importaba, al menos se daría una vuelta por ahí o trataría de verle el lado bueno al asunto. Mientras los demás no la molestaran de sobremanera todo iría a pedir de boca

Un golpe seco, como si hubiera chocado con una pared. Quizás era exagerar, pero eso fue exactamente lo que el cuerpo de Blue experimentó. Cortó sus pensamientos, cualquier resquicio de felicidad anterior se vio eclipsada por un mísero segundo de dolor instantáneo. La muchacha cayó al suelo como efecto de la fuerza impulsora, dándo un culazo en el suelo. Se quedó sorprendida, mirando hacia el frente con los ojos abiertos de par en par. Sus manos apoyadas en el suelo, sujetando el peso de su cuerpo.
¿Tan despistada iba como para haberse chocado de esa manera?. Nadie la miraba, ni siquiera se paraban a comprobar qué era lo que había sucedido. Ni por qué una mujer estaba tirada en el suelo. Ahora sí, podía decir que vivía segura de que un buen ciudadano la ayudaría si algo malo le pasase en un momento dado...y una mierda.

Fue entonces cuando escuchó esas dos palabras, las que significaban una disculpa por parte del que había chocado contra ella. ¿O ella había chocado contra él?, una voz masculina, grave, retumbó claramente en sus oídos algo disturbios todavía. Miró hacia arriba, observando el rostro de la persona que tenía delante. Tratando de ignorar que había provocado que se cayera al suelo, no perdería los nervios. No era propio de ella. Se levantó sin decir ni media palabra, como si nada hubiera ocurrido. Ignorando los hechos como si fueran cualquier cosa. Pues después de todo, había sido un simple accidente. Se sacudió el trasero, por si acaso algo podría haberse traído pegado tras el choque y, por último, se colocó bien la ropa que pudiera verse visto afectada.

Levantó la cabeza una vez finalizada la tarea, tratando de averiguar de qué color era su pelo, sus ojos o el tono de su piel. Blue había aprendido a distinguir ciertos colores con la ayuda de su madre, que le repetía los colores mil veces. Pero le era difícil, sobre todo cuando se limitaba a adivinarlo según las tonalidades y el brillo del mismo. Su pelo se veía de un blanco intenso, lo que quería decir que así de primera impresión no era moreno. Y sus ojos...no los distinguía.-Blue, es Blue, no rubia. Y no te preocupes, yo también lo siento.-no iba a darle más vueltas, simplemente porque el momento no lo merecía. Pero pensaba aprovecharse un poco de la situación.-Perdona, ¿no sabrás dónde hay una tienda de móviles, verdad?.-posiblemente no era la mejor pregunta, ni el momento adecuado para realizarla. Pero sinceramente, a la rubia le importaba más bien poco lo que el chico pudiera llegar a pensar de aquello.